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Con 'Alien: Earth', la saga expande su universo más allá del terror espacial

La nueva serie de Noah Hawley, 'Alien: Earth', utiliza el universo de la icónica franquicia para explorar temas de inteligencia artificial, inmortalidad y codicia corporativa, desviándose de la continuidad establecida para ofrecer una nueva perspectiva.
Isabela Merced en una escena de la película "Alien: Romulus", estrenada en 2024 (Foto: Internet)

Una mitología en constante cambio

La franquicia Alien, al igual que la criatura que le da nombre, se ha caracterizado por su capacidad de mutación a lo largo de las décadas. La nueva serie, 'Alien: Earth', continúa esta tradición, rindiendo homenaje al universo preexistente sin estar atada a sus ciclos de vida previamente establecidos.

Ambientada en el año 2120, dos años antes de los eventos de la película original de Ridley Scott de 1979, la trama se centra en una paciente pediátrica cuya conciencia es trasplantada a un cuerpo sintético. Renombrada como Wendy, su transformación de niña frágil a una mujer adulta interpretada por Sydney Chandler, sirve como punto de partida para una exploración de temas más allá del terror espacial.

El creador de la serie, Noah Hawley, introduce a Boy Kavalier, un ejecutivo tecnológico responsable del avance que permite la transferencia de conciencia. Su objetivo no es altruista; busca comercializar la inmortalidad como un artículo de lujo para las élites. Su empresa, Prodigy, es una de las cinco megacorporaciones que han suplantado a las naciones en el siglo XXII. La codicia corporativa, un pilar de la saga, es aquí amplificada por una megalomanía que busca trascender los límites humanos. La serie también confirma la presencia de los xenomorfos, junto a otras criaturas de diseño similarmente hostil.

Un legado de autores y conflictos

El formato de serie de televisión de prestigio, con un presupuesto reportado de más de 250 millones de dólares, permite a Hawley desarrollar la narrativa con una profundidad que el cine no siempre ha permitido. Esta adaptación de una propiedad intelectual cinematográfica a un formato serializado refleja una evolución en la industria del entretenimiento.

La saga Alien siempre ha sido impulsada por la visión de sus autores, a pesar de sus complejas producciones. Los guionistas originales, Dan O’Bannon y Ronald Shusett, sentaron las bases, pero cada entrega posterior fue moldeada por sus directores. James Cameron transformó el terror de la primera película en un filme de acción con 'Aliens' (1986). David Fincher tuvo un conflictivo debut con la nihilista 'Alien 3' (1992), una película que ha repudiado en gran medida. Incluso Ridley Scott, al regresar con las precuelas 'Prometheus' (2012) y 'Alien: Covenant' (2017), cambió el enfoque hacia una indagación filosófica sobre los orígenes de la vida y la conciencia.

Esta diversidad de enfoques ha dado como resultado una continuidad laxa, una característica que Hawley aprovecha. La serie presenta inconsistencias deliberadas con la cronología establecida, como la existencia de la corporación Weyland-Yutani en una fecha que contradice lo sugerido en 'Prometheus'. Sin embargo, estas libertades creativas son consistentes con una franquicia que ha priorizado la visión artística sobre una mitología rígida.

Más allá del monstruo: inteligencia artificial y creación

El núcleo temático de la serie se alinea con las exploraciones de Scott en sus precuelas. El foco se desplaza del xenomorfo como amenaza principal hacia el enigma de la inteligencia artificial y la creación. En la película original, el androide Ash encarnaba la traición corporativa. En las precuelas, el androide David, interpretado por Michael Fassbender, se convirtió en un personaje central cuya curiosidad amoral lo llevó a despreciar a sus creadores humanos.

'Alien: Earth' profundiza en esta línea. Con sus híbridos humano-sintéticos y personajes mejorados cibernéticamente, la serie plantea una lucha de poder en la que el alienígena titular funciona casi como un catalizador de la trama, más que como su centro. Hawley retoma la pregunta fundamental de 'Prometheus' —“Te creamos porque podíamos”— y la examina a través de un lente de capitalismo tardío y ambición tecnológica desmedida.

En lugar de ser una historia sobre una especie invasora o una heroína luchando por sobrevivir, la nueva serie se presenta como una reflexión sobre la condición humana y el insoluble misterio de la creación, tanto biológica como artificial.

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