Una mirada a la adolescencia interrumpida
Antonio tiene 14 años. Es un estudiante disciplinado en una escuela técnica que vive con su padre, Raúl (Juan Minujín), en una dinámica de independencia forzada. La figura paterna es errática e inconstante; Antonio ha aprendido a manejarse solo, comunicándose a través de mensajes de audio que a menudo quedan sin respuesta. En los breves momentos de conexión, su relación se asemeja más a la de dos pares que a la de un padre y un hijo, con los roles de cuidado frecuentemente invertidos.
El frágil equilibrio de su vida se rompe cuando su padre sufre un accidente y es hospitalizado. Este evento, rodeado de circunstancias poco claras, obliga a Antonio a enfrentar una nueva realidad. Debe continuar con su rutina escolar y, al mismo tiempo, encontrar la manera de subsistir económicamente. A una edad en la que los límites de la legalidad son difusos, el joven debe idear un plan para generar ingresos y sostenerse a sí mismo.
El enfoque del director
Este es el núcleo argumental de “Adulto”, el tercer largometraje del director y guionista argentino Mariano González. La película ofrece una narración intimista y carente de juicios morales sobre el vínculo entre un adolescente y una figura paterna incapaz de ejercer su rol de protector. La cinta ha obtenido un notable reconocimiento internacional, incluyendo el Gran Premio del Jurado del Festival de Shanghai, el premio a mejor director en el Festival de Mar del Plata y los galardones a mejor película y mejor director en el Festival de Cine Ibero Latinoamericano de Trieste.
Aunque la historia se desarrolla en Argentina, el tema que aborda resuena universalmente: padres sin la madurez para criar y adolescentes que deben adaptarse prematuramente a circunstancias que los superan. La narrativa se construye desde la perspectiva de Antonio, a quien la cámara sigue de cerca, creando una atmósfera de intimidad. El estilo, que recuerda al cine de los hermanos Dardenne, presenta el drama de manera contenida, con un uso medido de la música y diálogos precisos que dejan espacios para la interpretación del espectador.
Actuaciones y la dinámica familiar en el set
El actor Alfonso González Lesca, hijo del director, interpreta a Antonio de manera conmovedora, transmitiendo el agobio de un joven forzado a crecer y la decepción ante las mentiras de su padre. Juan Minujín construye un personaje creíble, un padre cuyas contradicciones impiden que sea visto como un simple villano.
Sobre la experiencia de dirigir a su hijo sin experiencia previa en actuación, Mariano González comentó: “La experiencia de trabajar juntos fue muy buena. Quizás tuve temores antes de empezar por ser un protagónico de tantas escenas, pero vi que estaba bastante tranquilo ante la cámara. Conozco su sensibilidad y creo que fluyó bastante”. El director explicó que el proceso fue una lección sobre adaptarse a las necesidades de cada actor. “Como con todos los actores o las actrices, cada uno necesita algo distinto. Con él creo que fluyó”.
El elenco secundario también ofrece actuaciones sólidas, contribuyendo a la atmósfera verosímil del filme. “Adulto” se destaca por su sensibilidad y su capacidad para abordar una crítica social sobre los sistemas de cuidado, logrando conmover sin recurrir a golpes bajos.