Declaraciones sobre el final de la vida
Miriam Margolyes, la actriz británica de 84 años reconocida por su interpretación de la profesora Sprout en la saga cinematográfica de 'Harry Potter', ha manifestado que consideraría el suicidio asistido si su salud se deteriorara hasta un punto que comprometiera su calidad de vida.
“No quiero pasar por un período lento de dolor y de vergüenza”, afirmó Margolyes en una reciente entrevista. “Si un derrame cerebral me impidiera hablar, o si llegara a ser doblemente incontinente, o perdiera por completo la cabeza, pediría que me pusieran fin”.
La actriz explicó que esta postura responde a un deseo de mantener su identidad y autonomía. “Quiero seguir siendo quien soy. No quiero ser menos de lo que puedo ser. No quiero atravesar una etapa de sufrimiento que me reduzca a una sombra de mí misma. Prefiero elegir la salida si llegara ese momento”, detalló.
Reflexiones sobre la salud y el envejecimiento
Margolyes también abordó con franqueza los efectos del envejecimiento en su cuerpo, admitiendo arrepentimientos sobre el cuidado de su salud. “Le he fallado a mi cuerpo. No lo he cuidado. Ahora dependo de un andador. Ojalá hubiera hecho ejercicio”, reconoció.
En la misma línea, se mostró crítica con el uso de medicamentos para fines estéticos, rechazando específicamente el uso de Ozempic, un fármaco para la diabetes popularizado como método para perder peso. “Absolutamente no. Eso es para diabéticos. No deberías tomar medicinas pensadas para gente que está realmente enferma”, sentenció. En su lugar, sugirió que una medida más efectiva para combatir los malos hábitos alimenticios sería la prohibición de la publicidad de comida en televisión.
Planes de futuro fuera de Inglaterra
Paralelamente a estas reflexiones personales, la actriz reveló sus planes de abandonar Inglaterra de forma permanente. “He tenido suficiente de Inglaterra”, aseguró, criticando la transformación de su barrio en Clapham, al sur de Londres, en una zona de alta concentración de riqueza.
Margolyes planea mudarse a la casa que posee en Italia desde 1973 junto a su pareja, Heather Sutherland, una académica australiana. Su objetivo, según expresó, es pasar sus últimos años en esa residencia para afrontar juntas la última etapa de sus vidas.
