En una reciente entrevista con la revista Real Simple, la actriz Drew Barrymore expuso una filosofía de vida centrada en la aceptación de lo imperfecto y la búsqueda de la autenticidad, destacando la importancia de priorizar el autocuidado. Para Barrymore, atender las propias necesidades no es un acto de egoísmo, sino la base para mantener relaciones saludables y un equilibrio personal. “Significa recordar siquiera ponerte en la ecuación, y mucho más aún, en primer lugar”, explicó, argumentando que esta práctica permite ser más generoso y presente con los demás.
Esta perspectiva se extiende a su rol como madre de dos hijas, a quienes busca enseñar el valor de la empatía y la bondad. “Si no eres bueno con alguien, arruinarás su día, y te sentirás muy mal contigo mismo”, afirmó. La actriz promueve un entorno donde la vulnerabilidad no es motivo de vergüenza y donde la felicidad se construye a partir de gestos cotidianos y la capacidad de convivir con los errores sin que la imperfección sea una carga.
La salud mental como pilar fundamental
Barrymore dedicó una parte importante de la conversación a la salud mental, defendiendo la terapia como una herramienta esencial para el bienestar. Lamentó el estigma que aún la rodea y la comparó con el ejercicio físico por su impacto positivo. “Trato la terapia como si fuera lo más básico y normal. Nadie cuestiona si alguien quiere ir al gimnasio, pero la terapia aún puede tener estigma”, reflexionó. Para ella, cuidar la mente es un ejercicio de disciplina y honestidad que permite resolver conflictos internos y vivir con mayor autenticidad.
El reflejo del orden interior
La actriz también compartió cómo su entorno refleja su estado interior, citando una frase que cambió su perspectiva: “Tu cabeza está tan desordenada como tu habitación”. Sin embargo, aclaró que no idealiza la perfección. Aunque valora los ambientes cuidados, celebra los espacios vividos donde el desorden es un símbolo de historia familiar y espontaneidad. En su hogar, donde conviven una hija meticulosa y otra más caótica, ha aprendido a adaptarse y a valorar la diversidad.
Esta misma lógica se aplica a su concepción del diseño. Prefiere los ambientes con capas, cargados de objetos con historia y personalidad, en lugar de un minimalismo distante. “Siempre voy a preferir un estilo con capas; es quien soy, y cada vez que intento luchar contra eso, no funciona”, confesó. De esta manera, su testimonio presenta una visión de vida en la que la verdadera plenitud reside en abrazar lo cotidiano, aceptar los errores y celebrar los matices auténticos de una vida real.
