Un documental estrenado en Netflix el 10 de septiembre de 2025, titulado "Nombre artístico: Charlie Sheen", ofrece un retrato de la vida del actor, abordando sin concesiones sus excesos y los momentos más complejos de su carrera. Dentro de este recorrido, la producción destaca una relación fundamental en su vida: la amistad que cultivó con Slash, el icónico guitarrista de la banda Guns N’ Roses.
La producción expone dos facetas de este vínculo: una pública y mordaz, y otra privada y decisiva. La primera quedó registrada el 11 de julio de 2012, cuando Slash recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Sheen, amigo del músico, fue uno de los oradores invitados y aprovechó la ocasión para dirigir un comentario a Axl Rose, el cantante con quien Slash mantenía una conocida enemistad. “Es bastante apropiado que Slash reciba una estrella en la misma calle donde Axl Rose dormirá algún día”, expresó Sheen, provocando la risa del homenajeado.
Una intervención decisiva
Más allá del humor, el documental profundiza en un episodio que resultó vital para Sheen. El actor relata que en 1998, tras sufrir un derrame cerebral a causa de una sobredosis, su padre, el también actor Martin Sheen, intentó conseguir una orden judicial para forzar su ingreso a un centro de desintoxicación. Sheen planeaba abandonar el país, pero antes visitó la casa de Slash.
Fue allí donde el guitarrista lo confrontó directamente. Según el testimonio de Sheen en el documental, las palabras de su amigo fueron determinantes. “Hermano, no sé si alguna vez vi a alguien en un estado como este… No tienes más opciones. Tienes que ir a rehabilitación. Tienes que salvarte”, le dijo Slash. El actor confiesa que el mensaje, proveniente de alguien que había sobrevivido a los excesos del mundo del rock, tuvo un impacto profundo y lo convenció de buscar ayuda.
Dirigido por Andrew Renzi, el documental no se limita a esta anécdota. Expone otros episodios extremos de la vida del actor, como un sangrado nasal de 18 horas provocado por el consumo de cocaína, con el objetivo de contextualizar la gravedad de sus adicciones. El filme concluye con el testimonio de Sheen, quien asegura llevar siete años sobrio, enmarcando la intervención de su amigo como un punto de inflexión en su recuperación.