En sus nuevas memorias, tituladas "The Book of Sheen", el actor Charlie Sheen ofrece un relato de su vida en el que redefine sus momentos cumbre. A diferencia de la mayoría, Sheen no destaca hitos familiares o profesionales, sino su primera experiencia con el crack en 1992, un episodio que, según escribe, "reconfiguró mi corteza frontal". Este evento marcó un punto de inflexión que lo enfrentó a un dilema: abandonar esa euforia o sucumbir a ella. Aunque eligió la primera opción, fue solo temporalmente.
El libro presenta una estructura híbrida. Inicia como un tributo a la figura de su padre, Martin Sheen, para luego narrar su ascenso en Hollywood, motivado por el deseo de emular el éxito de su hermano mayor, Emilio Estevez. Finalmente, el texto se transforma en una crónica de su adicción, un tema que inevitablemente invita a la comparación con la autobiografía de Matthew Perry, publicada un año antes de su fallecimiento. Mientras Perry se presentaba como una figura atormentada, Sheen encarna el arquetipo del adicto carismático, alguien que utiliza su encanto para perpetuar su autodestrucción.
El colapso de 2011 y la "sangre de tigre"
Sheen, quien afirma mantenerse sobrio desde 2017, parece buscar con esta publicación una revalidación en la industria. El lanzamiento coincide con una renovada atención mediática que evoca su colapso público de hace 14 años, tras ser despedido de la exitosa serie "Two and a Half Men". En ese entonces, lejos de retirarse, Sheen se embarcó en una gira mediática en la que popularizó frases como tener "sangre de tigre" y "ADN de Adonis", mientras su muletilla "¡Winning!" se convirtió en un símbolo de su negación ante el fracaso.
El actor atribuye ese comportamiento al uso de crema de testosterona "en cantidades que alteran la mente", una explicación que presenta sin pedir disculpas. "No pongo excusas ni pido indulgencia", aclara en el libro. También señala la responsabilidad de su entorno, que lo alentó a continuar con su gira "My Violent Torpedo of Truth/Defeat Is Not An Option" en lugar de aconsejarle un retiro. "Para bailar el tango hacen falta dos", reflexiona, "aunque en esa situación parecía que eran dos mil".
Omisiones y revelaciones
A lo largo de las memorias, Sheen se muestra indulgente consigo mismo y con quienes lo rodearon. Las mujeres que formaron parte de su vida, incluso en contextos conflictivos, son descritas en términos favorables. No parece atormentado por el remordimiento, dedicando más espacio a dilemas profesionales menores que a ausencias significativas, como la que tuvo en el nacimiento de su primer hijo.
Uno de los pocos episodios que aún parecen incomodarle es haber testificado en contra de Heidi Fleiss, la llamada "Madame de Hollywood", durante su juicio por evasión de impuestos en los años noventa. Sin embargo, el libro también presenta notables omisiones, como el incidente con un arma que precedió su ruptura con su entonces prometida, Kelly Preston, o la reacción de su familia ante su crisis mediática.
En contraste, Sheen aborda por primera vez los rumores sobre sus relaciones con hombres. Lo hace a través de una metáfora en la que describe haber explorado "el otro lado del menú". Esta prosa, a menudo florida y confusa, caracteriza un libro que funciona como una sucesión de anécdotas contadas con humor autocrítico. El texto está poblado de figuras como Slash, Nicolas Cage y Chuck Lorre, el creador de "Two and a Half Men" que lo despidió. Al final, las memorias reflejan la compleja personalidad de Sheen, un hombre que, a pesar de sus crisis, ha logrado mantener la lealtad de muchos, demostrando que, tanto en el papel como en la vida, resulta difícil darle la espalda.