Tras el Gran Premio de Hungría, una controversia técnica ha surgido entre los pilotos George Russell de Mercedes y Charles Leclerc de Ferrari. El debate se centra en la repentina pérdida de ritmo del monoplaza de Leclerc durante la carrera, una situación que Russell atribuye a que Ferrari operaba su vehículo al borde de la ilegalidad.
Russell expuso su teoría, sugiriendo que el equipo italiano se vio forzado a realizar cambios urgentes durante la competencia para evitar una posible descalificación. "La única explicación que se nos ocurre es que llevaban el coche demasiado bajo y tuvieron que aumentar la presión de los neumáticos para el último stint", declaró el piloto británico a medios de comunicación. Añadió que, en su opinión, Ferrari también utilizó un modo de motor más lento para mitigar el desgaste en el fondo plano del coche.
Respuesta de Ferrari y el piloto monegasco
Consultado sobre estas declaraciones en el paddock de Zandvoort, Charles Leclerc desestimó la explicación de su rival, aunque se negó a ofrecer una versión alternativa detallada. "No voy a hacer comentarios sobre eso", respondió Leclerc. "Creo que la situación es mucho más compleja de lo que él describió, pero no voy a entrar en eso".
Leclerc admitió que el equipo enfrenta desafíos que probablemente persistirán. "Es algo que estamos intentando corregir y en lo que todos estamos trabajando", señaló, reconociendo la existencia de un problema subyacente sin especificar su naturaleza.
Fuentes internas de Ferrari confirmaron que una investigación posterior a la carrera no reveló ningún fallo mecánico en el monoplaza SF-25. Sin embargo, se determinó que los cambios realizados durante la última parada en pits, que incluyeron un aumento en la presión de los neumáticos y un ajuste en el alerón delantero, fueron la causa directa de la caída en el rendimiento. Esta información corrobora parcialmente la teoría de Russell, aunque el equipo italiano no ha admitido que las modificaciones se realizaran para evitar una infracción reglamentaria.