La implementación de la biotecnología HB4 se presenta como una alternativa para combatir los efectos de la sequía y la proliferación de malezas en los cultivos de trigo y soya en Bolivia. Según expertos, esta tecnología permitiría una producción agrícola más eficiente en un contexto de cambio climático, aunque su aplicación en el país enfrenta obstáculos normativos.
La tecnología HB4 está diseñada para mejorar la tolerancia de los cultivos a condiciones de estrés hídrico. “Lo que va a ayudar el HB4 es, básicamente, a que el cultivo tolere de una manera distinta una condición de sequía. Le permite a la planta tener un seguro, una defensa en esa situación”, explicó Martín Mariani Ventura, gerente global de Semilla de Tecnologías para la empresa Bioceres, durante el VI Congreso Internacional de la Soya, organizado por la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO).
El especialista aclaró que esta herramienta no permite que las plantas produzcan sin agua, sino que optimiza su resistencia para aminorar los impactos de la escasez hídrica y mejorar el rendimiento económico del productor.
Adopción internacional y el escenario en Bolivia
La tecnología HB4 ya se utiliza en otros países de la región y del mundo. En Argentina, por ejemplo, se cultivan aproximadamente 100.000 hectáreas de soya y trigo con esta modificación. Además, su uso está aprobado en mercados como Estados Unidos, Canadá, Uruguay y Paraguay.
En Bolivia, el uso de HB4 en la soya fue autorizado en 2024, lo que se considera un avance para un sector agrícola que ha tardado en incorporar nuevas tecnologías. No obstante, la implementación efectiva se ha visto retrasada debido a vacíos en la normativa nacional sobre biotecnología. Estos incluyen interpretaciones de la Constitución que plantean restricciones a la modificación genética de organismos, lo que mantiene en suspenso la aplicación de esta y otras tecnologías similares en el país.