Hugh Grant, el actor cuya imagen definió el arquetipo del galán en las comedias románticas de los años 90 y 2000, ha abordado con franqueza el paso del tiempo y su impacto en su carrera. Lejos de la imagen consolidada en películas como “Notting Hill” o “Love Actually”, Grant, a sus 63 años, afirma que los cambios físicos y personales han redefinido los papeles que ahora interpreta.
En una entrevista reciente en The Drew Barrymore Show, el actor expresó con su característico humor autocrítico su nueva realidad en la industria. “Obviamente me he hecho demasiado viejo, gordo y feo para hacer comedias románticas”, señaló. Esta declaración, más que un lamento, representa una visión pragmática de una carrera que ha evolucionado en paralelo a su vida.
Una nueva etapa actoral
El distanciamiento del estereotipo de protagonista romántico le ha permitido a Grant explorar personajes más complejos y excéntricos. Según el actor, este giro ha resultado creativamente más estimulante. “Me van ofreciendo cosas más interesantes y eso me hace sentir un poco mejor”, afirmó, sugiriendo que el encasillamiento en roles ligeros limitaba su registro interpretativo.
Un ejemplo reciente de esta nueva faceta es su papel como un Oompa Loompa en “Wonka”, la precuela de “Charlie y la fábrica de chocolate”. Sobre la construcción de este personaje, Grant explicó que no buscó crear una figura entrañable, sino que se basó en su propio mal humor. “Soy cascarrabias... Lo basé en un pequeño escocés enojado que conocí una vez”, confesó, destacando la libertad con la que ahora aborda su trabajo, alejado de las convenciones del romance cinematográfico.
La influencia de la vida familiar
Grant también atribuye su transformación profesional a la estabilidad alcanzada en su vida personal. El actor, padre de cinco hijos y casado desde 2018, subraya que sus prioridades han cambiado y que el bienestar familiar ocupa ahora un lugar central. Esta nueva perspectiva, asegura, ha influido positivamente en su desempeño actoral.
“Me sentí un poco mejor después de tener hijos, casarme y ser más feliz”, comentó, añadiendo con honestidad que considera haber mejorado como actor en esta etapa de madurez. “Me volví un poco menos malo”, concluyó con ironía. Esta actitud, mezcla de sarcasmo y autenticidad, se ha convertido en una marca de sus apariciones públicas más recientes.
El actor parece haber encontrado un equilibrio satisfactorio, asumiendo su evolución física y artística como una liberación. Lejos de la presión por mantener la imagen que lo catapultó a la fama, Hugh Grant disfruta de una etapa donde la profundidad de sus personajes y su plenitud personal son la principal recompensa.
