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Pérdida de Audición: Especialistas Aconsejan Iniciar Revisiones a los 50 Años

La pérdida auditiva, un problema que puede iniciarse a partir de los 40 años, a menudo pasa desapercibida hasta que impacta la calidad de vida. Especialistas recomiendan iniciar controles auditivos periódicos a los 50 años para prevenir complicaciones como el aislamiento social y el deterioro cognitivo.
Los primeros signos de sordera pueden pasar desapercibidos.

La pérdida de audición es uno de los problemas de salud más frecuentes asociados al envejecimiento, pero su avance gradual provoca que muchas personas no sean conscientes del deterioro hasta que afecta significativamente su calidad de vida. La detección temprana es fundamental para prevenir complicaciones como el aislamiento social, el deterioro cognitivo y las dificultades de comunicación.

La capacidad auditiva puede comenzar a disminuir a una edad más temprana de lo que comúnmente se cree, con los primeros indicios apareciendo entre los 40 y 50 años. Este fenómeno, conocido como presbiacusia, afecta principalmente la percepción de sonidos agudos y suele progresar lentamente.

Existen factores que pueden acelerar este proceso, entre ellos la exposición prolongada a ruidos intensos, el tabaquismo, la hipertensión arterial y la diabetes. En la práctica clínica, es común observar que las personas en la mediana edad comienzan a experimentar dificultades para seguir conversaciones en ambientes ruidosos o para escuchar la televisión a un volumen considerado normal. No obstante, debido a la naturaleza gradual del problema, estos síntomas a menudo no se perciben como una señal de alerta, lo que retrasa la consulta con un especialista.

Recomendaciones para las Revisiones Auditivas

Los expertos en otorrinolaringología recomiendan realizar una primera revisión auditiva completa alrededor de los 50 años, incluso en ausencia de síntomas evidentes. A partir de esa edad, se sugiere repetir las pruebas cada 3 a 5 años, ya que la incidencia de pérdida auditiva aumenta de manera significativa.

Para los adultos mayores de 65 años, la frecuencia de los controles debería ser mayor, con una revisión aconsejada cada 1 o 2 años. Esta periodicidad es especialmente importante si la persona ya ha notado dificultades auditivas, utiliza audífonos o presenta factores de riesgo adicionales. Asimismo, las personas que trabajan en entornos con alta contaminación acústica deberían iniciar las revisiones antes de los 40 años, dado que la exposición sonora intensa es una de las principales causas de sordera adquirida.

La detección temprana permite el acceso a soluciones como audífonos o terapias auditivas que mejoran notablemente la capacidad de comunicación y la calidad de vida. Diversos estudios también sugieren una correlación entre el tratamiento oportuno de la pérdida auditiva y una posible reducción del riesgo de deterioro cognitivo y demencia, lo que refuerza la necesidad de no subestimar los primeros indicios de esta condición.

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