Un estudio reciente realizado por psicólogos de la Universidad Médica de Hamburgo ha determinado que la duración es el factor clave que distingue un abrazo entre parejas de uno entre amigos. Utilizando herramientas de inteligencia artificial para analizar los movimientos de los participantes, los investigadores identificaron patrones que sugieren que los abrazos más largos están asociados con un interés romántico.
Para la investigación, se grabaron los abrazos de 60 voluntarios con sus respectivas parejas y amigos desde 14 ángulos diferentes. Posteriormente, un sistema de inteligencia artificial analizó las imágenes para detectar patrones de movimiento. Los resultados mostraron una diferencia significativa en la duración de los gestos: los abrazos entre amigos tuvieron una duración promedio de 2.88 segundos, mientras que los de las parejas se extendieron hasta los 7.02 segundos de media.
Este hallazgo coincide con estudios anteriores, como uno publicado en 2021, que establecía que las personas perciben los abrazos como más agradables a medida que aumenta su duración. Curiosamente, el nuevo análisis no encontró diferencias notables en la fuerza o la distancia a la que se daban los abrazos entre los dos tipos de relaciones, consolidando al tiempo como el principal diferenciador.
La influencia de la personalidad
El estudio también exploró cómo los rasgos de personalidad influyen en la forma de abrazar. Mediante cuestionarios psicológicos, se observó que las personas con altos niveles de neuroticismo, caracterizado por una mayor dificultad para gestionar emociones negativas, tendían a dar abrazos más distantes y con menos fuerza. Por el contrario, aquellos individuos con altos niveles de escrupulosidad, un rasgo asociado a un buen control de los impulsos y autorregulación, preferían abrazos más cercanos y fuertes.
Los investigadores subrayan, sin embargo, la importancia del contexto. Un abrazo excepcionalmente largo e intenso entre amigos que no se han visto en mucho tiempo, por ejemplo, no debe interpretarse necesariamente como un gesto romántico. El hábito y la situación específica siguen siendo factores determinantes que deben considerarse al evaluar la naturaleza de un abrazo.