Bolivia enfrenta un plazo crítico de menos de una década para contener el avance de la contaminación en la porción "menor" del Lago Titicaca. Expertos advierten que, de no actuar con celeridad, una degradación más profunda de sus aguas podría volverse técnicamente irreversible.
Xavier Lazzaro, investigador ambiental de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), subrayó la urgencia de la situación. "La urgencia es hacerlo lo más rápido posible y evitar que la contaminación continúe; no vamos a poder esperar más que una década", afirmó.
Lazzaro presentó el estudio "Propuestas para salvar el lago Titicaca", que pone énfasis en el lago menor. Esta sección, más superficial y de aproximadamente dos mil kilómetros cuadrados, está separada del lago mayor —un sector más profundo de unos seis mil kilómetros cuadrados— por el estrecho de Tiquina, y es considerablemente más vulnerable a la degradación.
El epicentro de esta preocupación ambiental es la bahía de Cohana, punto de desembocadura del río Katari. Este río es el conducto principal de los afluentes que atraviesan la ciudad de El Alto, arrastrando consigo una carga significativa de residuos.
Las aguas del río Katari transportan residuos humanos, industriales y mineros generados por El Alto y las poblaciones circundantes. Estos contaminantes han penetrado en el lago, manifestándose en el oscurecimiento del agua, la proliferación de algas, una disminución notable de las poblaciones de peces y la acumulación de resina que afecta los vitales totorales.
El investigador aclaró que el riesgo no abarca la totalidad del lago, sino primordialmente la franja litoral donde se concentra la actividad humana. "No todo el lago está en riesgo, sino la franja litoral del lago donde hay actividades humanas, ciudades grandes, actividad agrícola, ganadería, industrias, minas, todo eso contribuye al deterioro ambiental", precisó.
Causas y Propuestas de Solución
Lazzaro señaló que la ciudad de El Alto ha experimentado un "crecimiento sin control", con industrias dispersas que vierten sus desechos directamente a los ríos. Esta situación se agrava porque la única planta de tratamiento especializada disponible solo es capaz de procesar fósforo e hidrógeno, dejando sin filtrar numerosas otras sustancias nocivas.
"Lo más importante es atacar la fuente, el fósforo; eso hay que evitar que llegue al lago de cualquier manera posible", remarcó Lazzaro, destacando la necesidad de una intervención integral.
Entre las propuestas clave, el investigador enfatizó la importancia de completar las 14 plantas de tratamiento adicionales que complementarán la estación principal. A estas se podrían sumar "miniplantas" móviles, del tamaño de contenedores de carga, que permitirían una respuesta flexible y adaptable a las necesidades de diferentes zonas.
Además, se planteó la construcción de un gran canal interceptor que desvíe el agua contaminada antes de que llegue al lago, reconduciéndola a plantas de tratamiento. Otra medida sugerida es la creación de lagunas artificiales poco profundas destinadas a la plantación de totorales, que actuarían como filtros naturales para la contaminación.
El especialista también resaltó la urgencia temporal: "No tenemos mucho tiempo, si más tiempo se espera, más costoso va a ser el tratamiento y va a llegar un momento en que va a ser técnicamente imposible actuar".
Planificación y Sostenibilidad
Un elemento crucial para la mitigación del problema es "evitar" la expansión descontrolada de El Alto en dirección al Titicaca. Para ello, Lazzaro propuso la elaboración de una planificación urbana rigurosa que controle la expansión de dicha ciudad.
Finalmente, el investigador sugirió la implementación de un modelo de "turismo responsable". Este enfoque buscaría que los visitantes contribuyan económicamente al mantenimiento y cuidado del lago, un cuerpo de agua que posee un significado sagrado para las comunidades indígenas circundantes.
Lazzaro citó casos exitosos de recuperación ambiental, como los del lago Lemán en Suiza y el lago Paranoá en Brasil, donde se lograron resultados positivos tras décadas de acciones correctivas y mitigación ambiental, lo que ofrece un precedente de esperanza para el Titicaca.