La defensa del presidente ante las acusaciones
Las propuestas del presidente Donald Trump de desplegar la Guardia Nacional en ciudades como Chicago, junto con la presencia militar en Washington D.C., han provocado una intensa controversia, desencadenando acusaciones de autoritarismo por parte de líderes demócratas. Uno de los críticos más prominentes ha sido el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, quien calificó al presidente de "aspirante a dictador".
En declaraciones recientes, el presidente ha defendido su estrategia de seguridad. "Veo lo que está pasando en nuestras ciudades y luego envías tropas, en lugar de recibir elogios, dicen que intentas apoderarte de la República... Esa gente está enferma", afirmó Trump el lunes tras firmar una orden ejecutiva para crear una nueva unidad de la Guardia Nacional destinada al orden público en Washington D.C.
Frente a las críticas, el mandatario negó tener intenciones autoritarias. "Dicen... ‘es un dictador, es un dictador’. Mucha gente está diciendo: ‘Tal vez nos guste un dictador’. Yo no quiero un dictador. No soy un dictador. Soy un hombre con mucho sentido común y una persona inteligente".
Posteriormente, insistió en su postura tras las críticas de Pritzker sobre la militarización de ciudades demócratas. "La narrativa es que soy un dictador, pero yo detengo el crimen... Así que mucha gente dice: ‘Bueno, si ese es el caso, prefiero tener un dictador’. Pero no soy un dictador", reiteró. "Solo sé cómo detener el crimen".
Trump también se refirió al gobernador de Maryland, Wes Moore, quien describió la intención de enviar tropas a Baltimore como "inconstitucional". El presidente sostuvo que Moore lo había elogiado en privado antes de criticarlo públicamente. Sin embargo, la oficina del gobernador de Maryland negó la afirmación. David Turner, un portavoz, declaró que Moore nunca usó públicamente ese término y que el presidente había "alucinado" dichas conversaciones privadas.
Chicago se prepara ante la directiva presidencial
Según informes del Chicago Sun Times, el plan de seguridad para Chicago implicaría la operación de autoridades locales, agentes federales y potencialmente la Guardia Nacional desde la Base Naval Great Lakes, cerca de la ciudad, entre el 2 y el 30 de septiembre. La solicitud formal para la intervención militar aún requiere la aprobación del secretario de Defensa, Pete Hegseth.
La medida ha sido rechazada firmemente por el gobernador Pritzker. "Lo que está haciendo el presidente Trump no tiene precedentes y es injustificado. Es ilegal. Es inconstitucional. Es antiestadounidense", declaró. En una conferencia de prensa, añadió: "Vayan a hablar con la gente de Chicago que está disfrutando de una tarde espléndida en esta ciudad... pregúntenles si quieren que un aspirante a dictador convierta sus barrios en una zona de guerra".