Una investigación realizada por afiliados de la Universidad de Harvard sugiere que la meditación y el yoga no solo contribuyen al bienestar general, sino que también podrían tener un efecto rejuvenecedor en el cerebro. El estudio, publicado en la revista científica Mindfulness, indica que estas prácticas pueden reducir la edad biológica del cerebro y, potencialmente, revertir algunos marcadores del envejecimiento cognitivo.
El análisis se centró en los participantes de un retiro intensivo de meditación de una semana de duración, organizado por la Isha Foundation. El programa incluía un régimen de silencio, concentración profunda, ejercicios de respiración y prácticas de yoga tradicionales.
Hallazgos y metodología
Para medir los efectos en el cerebro, los investigadores utilizaron electroencefalografía (EEG) durante el sueño de los participantes. Con esta tecnología, calcularon el Índice de Edad Cerebral (BAI, por sus siglas en inglés), un indicador validado que refleja la salud cerebral y el riesgo de futuro deterioro cognitivo.
Los resultados mostraron que, en promedio, el cerebro de los participantes del retiro parecía ser 5.8 años más joven que su edad cronológica. Esta diferencia fue notablemente significativa en comparación con un grupo de control compuesto por personas sanas y físicamente activas que no meditaban, lo que sugiere que los beneficios van más allá de los asociados únicamente al ejercicio físico.
Según los autores, estos hallazgos apuntan a que las prácticas meditativas no solo podrían ralentizar el deterioro cerebral, sino que también podrían ofrecer beneficios en la prevención de trastornos neurodegenerativos como el Alzheimer y la demencia.
El impacto en la neuroplasticidad
Un cerebro biológicamente “más joven” se caracteriza por una mayor vitalidad en áreas clave para la memoria, la atención y el aprendizaje, como el hipocampo y la corteza prefrontal. Estas son las regiones que tienden a ser afectadas primero por el proceso de envejecimiento.
El estudio postula que el yoga y la meditación estimulan la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse, crear nuevas conexiones neuronales y adaptarse de manera más efectiva al estrés. Al fortalecer estas funciones, se promueve una mente más activa y resiliente a lo largo del tiempo.