Hallazgos de una nueva investigación
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Otago ha concluido que existe una relación compensatoria entre la calidad del sueño, el ejercicio físico y el consumo de frutas y verduras en lo que respecta al bienestar mental. La investigación, una de las más completas hasta la fecha en este campo, sugiere que una alta ingesta de vegetales puede atenuar los efectos negativos de una noche de sueño deficiente.
El análisis se basó en datos de tres grupos distintos: una encuesta a 1.032 personas de Estados Unidos, Nueva Zelanda y el Reino Unido; un estudio diario de 13 días con 818 participantes neozelandeses; y una investigación adicional con 236 personas en Nueva Zelanda que utilizaron dispositivos de monitoreo de actividad física. El estudio se centró específicamente en adultos jóvenes, con edades comprendidas entre los 17 y 25 años.
Una relación de equilibrio
Los resultados confirmaron que mantener hábitos saludables como dormir adecuadamente, realizar ejercicio y consumir la cantidad recomendada de frutas y verduras mejora de forma individual y acumulativa el estado de ánimo y la salud mental. Sin embargo, el hallazgo más significativo fue la interacción entre la dieta y el sueño.
Según los investigadores, cuando el consumo de frutas y verduras supera la recomendación estándar de cinco porciones diarias, puede compensar el impacto en el bienestar mental de no haber dormido lo suficiente. De manera inversa, un sueño reparador podría contrarrestar los efectos de una dieta con un bajo aporte de vegetales en un día determinado.
No es una solución a largo plazo
Los autores del estudio advierten que este efecto compensatorio no debe interpretarse como una solución permanente a la falta de descanso. La privación crónica de sueño conlleva graves consecuencias para la salud física y mental que no pueden ser revertidas únicamente a través de la dieta.
Por lo tanto, si bien aumentar la ingesta de vegetales puede ser una estrategia útil para mitigar los efectos de una mala noche ocasional, provocada por factores como el estrés o el calor, no sustituye la necesidad fundamental de un descanso adecuado y constante.
