El término "reuma" engloba un amplio espectro de enfermedades que afectan a las articulaciones, músculos y huesos, y su asociación exclusiva con la vejez es una concepción errónea. El momento de aparición de estas patologías varía significativamente según el tipo de enfermedad y los factores de riesgo individuales de cada persona.
Mientras que algunas formas como la artritis idiopática juvenil se manifiestan en la infancia, otras como la artritis reumatoide o la artrosis son más frecuentes en la vida adulta, con una incidencia que tiende a aumentar con los años.
Tipos de Afecciones y su Aparición
La artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune, puede comenzar en etapas tempranas de la vida adulta. Su diagnóstico es más frecuente en personas de entre 25 y 40 años, aunque también es común que los primeros síntomas aparezcan entre los 30 y 50 años. El riesgo de padecerla se incrementa con la edad y presenta una mayor prevalencia en mujeres.
Por otro lado, la artrosis es una enfermedad degenerativa vinculada al desgaste progresivo del cartílago en las articulaciones. Aunque suele manifestarse a partir de los 50 años, su aparición puede adelantarse, especialmente en la franja de 40 a 50 años, en individuos con factores de riesgo como sobrepeso, lesiones previas o trabajos que implican esfuerzo físico repetitivo.
En el caso de la artritis idiopática juvenil, esta afecta exclusivamente a niños y adolescentes, siendo diagnosticada antes de los 16 años. Un tratamiento temprano es crucial para mitigar su impacto en la calidad de vida.
Factores Determinantes Más Allá de la Edad
Si bien la edad es un factor relevante, no es el único que determina la aparición de las enfermedades reumáticas. El género juega un papel clave; las mujeres tienen una mayor predisposición a desarrollar artritis reumatoide, una condición que podría estar influenciada por factores hormonales y del sistema inmunitario.
Los antecedentes familiares también aumentan la probabilidad de desarrollar ciertas formas de artritis. Asimismo, el tabaquismo es uno de los factores de riesgo modificables más significativos, ya que no solo incrementa la posibilidad de sufrir artritis reumatoide, sino que también puede agravar su evolución.
Finalmente, el sobrepeso y la obesidad son elementos determinantes, sobre todo para la artrosis. El exceso de peso somete a las articulaciones de carga, como rodillas y caderas, a una tensión adicional que acelera el desgaste y la aparición de síntomas.