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El juez de las SS que procesó a jerarcas nazis por corrupción en medio del Holocausto

Konrad Morgen, un juez y policía de las SS, llevó a cabo 800 investigaciones contra altos mandos del régimen nazi por corrupción y asesinatos no autorizados, operando dentro del mismo sistema responsable del genocidio.
El libro del día: "Hitler’s Crime Fighter", escrita por el historiador británico David Lee.

Un investigador en el corazón del genocidio

En uno de los escenarios más anómalos de la Segunda Guerra Mundial, el juez de las SS, Konrad Morgen, investigó casos de corrupción y asesinato dentro del sistema de campos de concentración nazi, incluyendo Auschwitz. Su labor consistió en procesar a miembros de su propia organización en un entorno donde se perpetraba un genocidio a escala industrial.

A lo largo de su carrera, Morgen inició aproximadamente 800 investigaciones contra personal de las SS. Sus acciones resultaron en el arresto de cinco comandantes de campos de concentración, de los cuales dos fueron ejecutados. Entre los investigados se encontraban figuras de alto perfil como Karl-Otto Koch, comandante de Buchenwald; su esposa, Ilse Koch; y Amon Göth, el comandante del campo de Plaszów inmortalizado en la película La lista de Schindler. Sus indagaciones llegaron a incluir a Adolf Eichmann, uno de los principales arquitectos de la Solución Final.

Un marco legal paradójico

La reciente biografía Hitler’s Crime Fighter, del historiador británico David Lee, analiza la compleja figura de Morgen. Según Lee, el juez actuó motivado por una genuina indignación moral y utilizó las fisuras legales que persistían en el Tercer Reich. Aunque el genocidio no era un crimen procesable dentro de la lógica nazi, la corrupción y los asesinatos cometidos por iniciativa personal, fuera de las órdenes oficiales, sí podían ser perseguidos.

Esta dualidad generaba situaciones absurdas. Oficiales de las SS que participaban en el asesinato masivo de prisioneros, como en el campo de Majdanek, donde murieron 360,000 personas, se mostraban sorprendidos al ser investigados por un homicidio individual “no autorizado”. El líder de las SS, Heinrich Himmler, exigía que sus hombres actuaran con una cierta forma de “decencia”, incluso en el crimen, y que todos los bienes confiscados fueran para el Estado. Morgen operaba con el beneplácito de Himmler para hacer cumplir este código, aunque sus investigaciones eran frenadas cuando afectaban intereses superiores, como ocurrió en el caso de Eichmann.

Obstáculos y supervivencia

La labor de Morgen enfrentó constantes obstáculos, desde la desaparición de testigos hasta la intervención directa de sus superiores. En 1942, fue degradado y enviado como soldado raso al frente oriental. Sin embargo, sobrevivió y fue reincorporado en 1943 para investigar la corrupción en Buchenwald.

Tras la guerra, Morgen fue sometido a un proceso de desnazificación en 1948. Su experiencia directa en las instalaciones de exterminio, como Birkenau, y su conocimiento de masacres como la operación Aktion Erntefest en Lublin, lo convirtieron en un testigo clave en los juicios de Nuremberg y otros procesos contra criminales de guerra nazis. Según el historiador David Lee, Morgen se definía a sí mismo como un “fanático de la justicia”, una figura que, dentro de un sistema criminal, intentó imponer un código de honor y legalidad, desafiando las reglas del propio régimen al que servía.

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