Una grabación en vivo y analógica
Tras una exitosa colaboración en el álbum De todas las flores, el productor Adán Jodorowsky y la cantautora Natalia Lafourcade profundizaron su exploración sonora en el proyecto Cancionera. El objetivo fue realizar una grabación y mezcla totalmente analógica, con músicos tocando en vivo, para lograr un resultado que Jodorowsky describe como reconfortantemente íntimo.
La sesión de grabación, realizada en los Estudios Sony a las afueras de la Ciudad de México, congregó a un equipo de cerca de 50 personas, incluyendo a toda la orquesta y al personal de filmación. “Cuando estamos escuchando a la orquesta, están tocando con ella mientras canta, es algo magnífico de presenciar”, afirmó Jodorowsky en una entrevista reciente. Esta metodología implicó el uso de una consola antigua, empleando todos sus canales, una práctica poco común en la producción musical actual.
“Eso no se hace hoy, de hecho la consola estaba sin usar”, explicó el productor. “Usamos todos los canales... y grabamos a todo el mundo junto. Ese disco es extremadamente orgánico”.
La celebración de la imperfección
Un pilar fundamental del proyecto fue la aceptación de las imperfecciones inherentes a una grabación en vivo. Según Jodorowsky, el álbum contiene numerosos errores que, en lugar de ser eliminados, fueron conservados para aportar humanidad al sonido. “Queríamos que se escucharan las salivas, los rasgueos de la guitarra, los movimientos, la ropa que frota contra la guitarra”, señaló.
Esta filosofía contrasta con la tendencia moderna de buscar la perfección técnica. “Nosotros somos seres humanos y hacer música demasiado perfecta nos deshumaniza. Entonces tenemos que estar en la búsqueda de la imperfección, es lo que me interesa de la música”, reflexionó Jodorowsky.
Un ejemplo de esto es la extensa apertura de piano del álbum, una melodía que Lafourcade había grabado originalmente en su casa. A pesar de su sonido granuloso e imperfecto, se mantuvo como base y fue enriquecida con violines. De manera similar, en la canción “Cariñito de Acapulco”, Jodorowsky guio a Lafourcade hacia un tempo más lento y utilizó un reverberador antiguo EMT 140 para evocar la atmósfera de un hotel de Acapulco en la década de 1950, un sonido con el que la artista no estaba familiarizada.
Colaboraciones destacadas
El álbum también cuenta con la participación de otros artistas. El cantautor mexicano El David Aguilar aporta coros y canta a dúo con Lafourcade en “El coconito”. Asimismo, el dúo suizo-ecuatoriano Hermanos Gutiérrez colabora en “Luna creciente”, fusionando por primera vez las guitarras del grupo con la voz de la cantautora.
Además de su trabajo con Lafourcade, Jodorowsky continúa activo como productor para artistas como LA LOM y Jeremiah Lloyd Harmon, y como músico con su proyecto Adanowsky y su banda The Guapos.