Una Colaboración Inesperada
En 1991, en la cima de su influencia global, Michael Jackson se preparaba para el lanzamiento de su álbum Dangerous. Para este proyecto, buscó a uno de los músicos más reconocidos del hard rock: Slash, el guitarrista principal de Guns N’ Roses. A pesar de encontrarse grabando los influyentes discos Use Your Illusion, Slash aceptó la invitación, dando inicio a una de las colaboraciones más notables entre el mundo del pop y el rock.
Las sesiones de grabación resultaron ser una experiencia particular para el guitarrista. En una entrevista con la revista Rolling Stone en 1991, describió el método de trabajo de Jackson como un proceso a la vez “estéril y creativo”. Según Slash, la dinámica en el estudio era muy distinta a la que estaba acostumbrado, con una producción basada en samples y una presencia esporádica del propio Jackson. “Michael contrata el estudio por diez años y aparece una vez al mes”, comentó en su momento.
Del Estudio al Escenario
A pesar de las diferencias metodológicas, la colaboración fue fructífera. Slash grabó la balada “Give in to Me” y participó en la introducción del videoclip de “Black or White”. Aunque por mucho tiempo se le atribuyó el riff principal de esta última canción, el propio guitarrista lo desmintió en 2010. Su participación en la discografía de Jackson continuó en los años siguientes en temas como “D.S.” (1995), “Morphine” (1997) y “Privacy” (2001).
Sin embargo, la alianza es más recordada por sus apariciones en vivo. Una de las más famosas ocurrió durante una gira de Jackson en Japón. Durante la interpretación de una canción, Slash extendió su solo de guitarra de manera considerable, mientras el cantante intentaba, aparentemente frustrado, continuar con el espectáculo. La escena culminó con miembros del equipo de seguridad escoltando al guitarrista fuera del escenario, lo que llevó a parte del público a creer que presenciaban un conflicto real.
El Espectáculo Detrás de la Tensión
La verdad detrás del incidente era puramente teatral. La prolongación del solo de Slash estaba coreografiada y servía un propósito práctico: darle tiempo a Michael Jackson para un cambio de vestuario antes de interpretar “Billie Jean”, uno de los momentos culminantes de su concierto. La supuesta tensión era parte del espectáculo, diseñada para mantener la atención de la audiencia durante la transición.
Años después, Slash reflexionaría sobre su relación con el 'Rey del Pop' con un profundo respeto. En una entrevista de 2021 con la revista Kerrang!, el guitarrista expresó su empatía por la situación de Jackson fuera de los escenarios. “Sobre el escenario, toda su faceta profesional era realmente donde encajaba”, comentó. “Cuando no estaba trabajando (...) podías ver que estaba a merced de su propio éxito. Toda la gente que tenía alrededor, los que tiraban de él, y los aduladores... podías notar que sabía que el 90 por ciento eran pura basura”.
La relación entre ambos artistas demostró que, a pesar de provenir de géneros musicales dispares, compartían un lenguaje común en el escenario, utilizando la música como un refugio ante las presiones de la fama mundial.