Un minion que sostiene un aire acondicionado, una guacamaya de alas extendidas y un Transformer de gran escala son algunas de las esculturas creadas por el artista venezolano Yhorby Ventura. Su materia prima no es el mármol ni el bronce, sino los desechos que recupera de los riachuelos que desembocan en el Lago de Maracaibo, el más grande de su tipo en Sudamérica.
Ventura, un técnico en refrigeración de 49 años residente de Maracaibo, ha decidido dedicarse a su arte como una forma de activismo ambiental. Su objetivo, explica, es incentivar a otros a reutilizar materiales que comúnmente se consideran inservibles, al tiempo que contribuye a la limpieza de su entorno. Aunque estudió diversas disciplinas artísticas de manera autodidacta, desde el dibujo técnico hasta el diseño gráfico, no completó una formación universitaria formal.
Su incursión en la escultura a gran escala comenzó con encargos modestos, como pequeñas figuras de animales hechas con piedras y cabillas. Sin embargo, pronto descubrió el potencial de materiales más complejos al construir una gran iguana a partir de neumáticos desechados. Desde entonces, ha ampliado su repertorio utilizando láminas de zinc para dar vida a una guacamaya y, más notablemente, piezas de automóviles, motocicletas y bicicletas para ensamblar un imponente Transformer.
La motivación de Ventura surgió de la frustración al ver a sus vecinos arrojar basura en las cañadas locales, contaminando directamente las aguas del lago. “Me sentí impotente porque cuando llovía, la cañada se llevaba todo y eso iba a dar al Lago”, afirmó. Con sus propios recursos, comenzó a limpiar las áreas circundantes, instalando alumbrado, cámaras de seguridad y señalización para disuadir estas prácticas.
La iniciativa ha tenido una respuesta positiva en su comunidad. Los vecinos, según Ventura, quedan asombrados al ver cómo los objetos descartados se transforman en obras de arte. Para la creación del Transformer, recorrió talleres mecánicos de su zona, donde los propietarios, entusiasmados con el proyecto, le donaron o vendieron a bajo costo las piezas necesarias. “Quería que ellos también tuvieran su granito de arena”, agregó.
Pese al éxito local de sus creaciones, Ventura señala que sus futuros proyectos dependen del apoyo económico y de la colaboración de comercios de la zona para continuar su doble labor de artista y protector del medio ambiente.