Poco después de los ataques al World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, los cineastas Steven Rosenbaum y Pamela Yoder publicaron un anuncio en un periódico local solicitando grabaciones de video de los ciudadanos. Ahora, el archivo resultante de esa convocatoria, la mayor colección conocida de material audiovisual sobre el ataque y los días posteriores, ha sido adquirido por la Biblioteca Pública de Nueva York.
La colección comprende más de 500 horas de video, donado por más de un centenar de personas que respondieron al llamado de los cineastas. El material, capturado desde ventanas de apartamentos, azoteas y esquinas de la ciudad, ofrece una visión íntima de la devastación y del espíritu colectivo que emergió en las calles, desde el heroísmo y el dolor hasta la resiliencia de los neoyorquinos.
Este archivo documenta un momento histórico previo a la masificación de los teléfonos inteligentes, cuando no todos eran documentalistas potenciales. "El video de este periodo anterior se siente diferente", señaló Julie Golia, curadora principal de la biblioteca, quien calificó la colección como una cápsula del tiempo de múltiples capas que documenta no solo el evento, sino también "el debate sobre su significado".
Junto con el material del 11-S, la donación incluye más de 700 horas de grabaciones del largo y polémico proceso de creación del 9/11 Memorial & Museum. A Rosenbaum y Yoder se les concedió acceso total para filmar la construcción del museo, lo que resultó en el documental The Outsider. La película generó una disputa con la institución, que solicitó la eliminación de 36 escenas por supuestas "inexactitudes y distorsiones". Los cineastas se negaron, argumentando que la dirección del museo buscaba suavizar las dimensiones políticas del ataque y la posterior guerra contra el terrorismo.
Esta tensión los llevó a buscar un nuevo repositorio para su archivo, optando por la Biblioteca Pública de Nueva York debido a su compromiso con el acceso público. Se espera que la colección esté disponible para consulta en la biblioteca en 2027 y completamente digitalizada alrededor de 2030.
El museo, que mantiene una copia del archivo, declinó hacer comentarios sobre el acuerdo, pero reiteró a través de su directora de comunicaciones, Erin Gaddis, que el documental de los cineastas de 2021 fue "irrespetuoso hacia las víctimas y sus familias", y afirmó que el museo debe seguir siendo un "espacio sagrado que busca educar y unir".
El valor del archivo reside no solo en las imágenes del ataque, sino en su capacidad para capturar el estado de ánimo en las calles. Una secuencia notable, filmada el 14 de septiembre en Union Square, muestra a una multitud diversa en una vigilia que estalla en una acalorada discusión verbal sobre la política exterior estadounidense, el duelo y la venganza, reflejando el crudo debate que comenzaba a gestarse en la sociedad.
Para los cineastas, la entrega de la colección a la biblioteca asegura su preservación y fomenta su estudio. "Mi esperanza", afirmó Rosenbaum, "es que lo que surja de esto nos sorprenda totalmente".