El reciente descubrimiento de dos pinturas florales atribuidas a Ambrosius Bosschaert, sustraídas por las fuerzas nazis durante la Segunda Guerra Mundial, ha revitalizado el interés en el paradero de la colección de arte de la familia Schloss, cuyo rastro se perdió hace más de ocho décadas. La Monuments Men and Women Foundation, una organización dedicada a la recuperación de obras de arte saqueadas en aquel período, localizó las piezas en una subasta en Ohio tras recibir una alerta sobre su posible origen.
La identificación de las obras, que pertenecieron a Adolphe Schloss y Lucie Haas Schloss, se confirmó a través de fotografías en blanco y negro preservadas por la Jewish Digital Cultural Recovery Project Foundation. Ambas pinturas, tituladas “Fleurs” (Flores), exhiben una notable correspondencia visual con las imágenes históricas y estaban registradas entre las 333 piezas que conformaban la colección Schloss, reconocida por su riqueza en obras de maestros holandeses y flamencos.
El valor de mercado de las creaciones de Bosschaert ha experimentado variaciones a lo largo de los años. Según datos de la Artnet Price Database, el récord de subasta para una obra suya se estableció en 2008 en 5,2 millones de dólares en Koller Auktionen, Zúrich. Sin embargo, en marzo de este año, la misma casa vendió otra pieza por 983.085 dólares, y una próxima subasta estima precios entre 186.683 y 311.138 dólares. Las pinturas recuperadas en Ohio estaban a punto de ser vendidas por sumas significativamente menores: 3.250 y 225 dólares, respectivamente, antes de la intervención de la fundación y la consecuente retirada de los lotes por la casa de subastas Apple Tree Auction Center.
El origen inmediato de las obras se rastrea hasta una caja de seguridad bancaria abandonada en Texas. La normativa establece que, tras el fallecimiento del titular de una caja, los familiares disponen de cinco años para reclamar su contenido antes de que este sea liquidado. La identidad del consignador de las obras a la subasta aún se desconoce.
La Dispersión de la Colección Schloss
La dispersión de la colección Schloss se inició después de la ocupación alemana de Francia en 1940. Aunque la residencia familiar en París fue registrada por los nazis, los hijos del matrimonio habían trasladado previamente las obras a una fortaleza al sur del país, fuera de la zona ocupada. A pesar de estas precauciones, la colección fue finalmente localizada y confiscada por las autoridades nazis y sus colaboradores del régimen de Vichy.
El destino de las piezas se fragmentó: el Museo del Louvre se apropió de 49 pinturas, 22 fueron vendidas a un comprador identificado únicamente como Buittenweg, y 262 se enviaron a Múnich para su almacenamiento en el Führerbau, un edificio gubernamental destinado a albergar el proyectado Führermuseum de Adolf Hitler en Linz. Un inventario nazi asignó a las dos obras de Bosschaert los números 16 y 17, marcas que coinciden con las inscripciones S-16 y S-17 halladas en el reverso de las pinturas recuperadas, lo que refuerza la evidencia de su procedencia.
La pista se perdió cuando, ante la inminente llegada de las tropas estadounidenses a Múnich en abril de 1945, las fuerzas alemanas saquearon el Führerbau, llevándose numerosas obras y objetos de valor. Mientras el Louvre devolvió rápidamente las piezas que había reclamado, el resto de la colección resultó mucho más difícil de rastrear. Según Christie’s, más de 150 obras de esta colección continúan desaparecidas.
Un Legado en el Olvido
La hipótesis más aceptada sugiere que un soldado estadounidense llevó las pinturas a Ohio como botín de guerra, una práctica extendida en aquel contexto. Anna Bottinelli, presidenta de la Monuments Men and Women Foundation, declaró: “Cientos de miles de objetos culturales saqueados durante la Segunda Guerra Mundial siguen desaparecidos. Algunos están en Estados Unidos, guardados en áticos, colgados en paredes o almacenados en cajas sin abrir, transmitidos de generación en generación”. La fundación exhorta a quienes posean objetos culturales procedentes de Europa durante la guerra a presentarse voluntariamente, asegurando que las autoridades no intervendrán en los procesos de restitución.
El caso de la colección Schloss no constituye un incidente aislado. En 2017, el retrato “Portrait of a Man” de Bartholomeus van der Helst, también perteneciente a la familia, apareció en la casa de subastas Im Kinsky de Viena. La legislación austríaca, que protege a los compradores de buena fe, impidió bloquear la venta o gestionar la devolución de la obra saqueada. A pesar de ello, los vendedores retiraron la pieza horas antes de la subasta.
Actualmente, obras de Bosschaert se exhiben en museos de renombre mundial, como el Louvre en París, el Getty Museum en Los Ángeles y el Cleveland Museum of Art. Este año, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York adquirió “Bouquet of Flowers in a Roemer” (ca. 1620), una pintura vendida en 2019 en la casa de subastas Drouot de París por 4,41 millones de dólares.