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Rubén Szuchmacher Revisa 'La Gaviota' de Chéjov: Más Allá de la Tragedia

El influyente director teatral Rubén Szuchmacher aborda una nueva interpretación de 'La Gaviota' de Antón Chéjov, desafiando las percepciones convencionales y destacando sus complejas capas de comedia y crítica social.
Rubén Szuchmacher estrena en el Teatro San Martín su versión de "La gaviota", de Antón Chéjov

Rubén Szuchmacher, una figura prominente en la escena cultural contemporánea y de vasta trayectoria en las artes escénicas, se ha embarcado en una nueva dirección que promete una lectura distintiva de una obra clásica. Conocido por su labor como actor, director, régisseur, docente y gestor teatral, Szuchmacher ha dejado una huella considerable en el teatro y la ópera, con un repertorio que abarca desde Shakespeare y Camus hasta Verdi y Mozart.

Ahora, a esa extensa lista, se suma Antón Chéjov (1860-1904), el célebre dramaturgo y maestro del cuento moderno. “Lo tenía pendiente”, confiesa Szuchmacher en una entrevista reciente, en los días previos al estreno de su versión de La Gaviota, que también dirige, en el Teatro San Martín. Recientemente, la obra de Chéjov se estrenó el 26 de septiembre, con una adaptación realizada junto a Lautaro Vilo y un elenco destacado.

Szuchmacher ha transitado previamente la obra de Chéjov en el ámbito operístico, al dirigir Tres hermanas de Péter Eötvös en una prestigiosa sala en 2018. Su interés en el autor ruso, sin embargo, se ha mantenido constante. “Me doy cuenta de que es un autor escandalosamente maravilloso. La cantidad de teatro y literatura que hay ahí adentro es de otro orden”, afirma. Su enfoque busca despojar a la obra de ese tratamiento finisecular y “bucólico” que a menudo se le atribuye, revelando a un autor “terriblemente inteligente” que constantemente trabaja sobre el lenguaje, la literatura y el teatro.

Según el director, Chéjov, al igual que Shakespeare o Lorca, está “muy atravesado por la doxa”, por preconcepciones que impiden una comprensión más profunda. En el caso de La Gaviota, a menudo percibida como “una terrible historia de chico que se suicida”, la obra se ha atado a una especie de tragedia familiar. Sin embargo, Szuchmacher la describe como una obra que aborda diversas obras literarias y que, como el propio Chéjov le dijo a su editor, “no tiene acción, tiene mucha literatura y diez toneladas de amor”.

Una Comedia con Final Trágico

“Es una comedia. Con un final trágico. Pero es una comedia”, define Szuchmacher, señalando el gesto vanguardista del dramaturgo al cortar la obra “a cuchilla” con una frase final que termina con un remate de comedia. La puesta en escena busca rescatar esta condición de comedia que el propio autor le confirió, presentándose como una versión “muy divertida”.

La obra, explica el director, presenta un nivel de fricción constante con el sistema de escritura, incluyendo tramos que se asemejan a un “grotesco ruso”, llenos de artilugios y personajes que recitan literatura. Esta complejidad resulta “terroríficamente atractiva” en un momento que Szuchmacher califica de “banal”.

La Juventud en el Centro del Escenario

Una decisión significativa en la puesta es el trabajo con cuatro actores jóvenes para los personajes centrales, cuyas edades rondan los 23 a 26 años, correspondiendo a la edad de los personajes de Chéjov. Esta elección, a contramano de la tradición de asignar estos roles a actores mayores, refuerza un tema central de la obra:

“La obra termina mostrando cómo los jóvenes son destruidos por los adultos”, señala Szuchmacher. Es una mirada sobre la tensión entre generaciones, que se intensifica cuando los intérpretes son realmente jóvenes, ofreciendo una perspectiva más cruda sobre el destino de la juventud.

La conexión entre los jóvenes de Chéjov y los de hoy reside en la búsqueda de un lugar y la confrontación con un mundo que a menudo no los comprende. A diferencia de ciertas reacciones contemporáneas, los personajes de Chéjov muestran una profundidad en su dolor y una mirada poética frente a sus desafíos, lejos de una “vulgaridad” que, como dice Nina en la obra, hace que “la vida sea tan grosera”. La obra de Chéjov, en esta nueva interpretación, se erige como un espejo de las tensiones humanas atemporales, ofreciendo una rica reflexión sobre el arte, el amor y la condición humana.

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