La cartera de créditos para vivienda de interés social en Bolivia ha registrado su primera contracción interanual en más de una década, marcando un punto de inflexión en un segmento que había mantenido un crecimiento sostenido. Según datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) al 31 de agosto de 2025, el monto destinado a estos préstamos se redujo a 30.400 millones de bolivianos, lo que representa una caída del 3,7% en comparación con los 31.578 millones reportados en la misma fecha de 2024.
Esta disminución rompe con una tendencia ascendente que comenzó en 2012, impulsada por políticas de inclusión financiera. En 2013, la cartera para este tipo de créditos apenas sumaba 2.852 millones de bolivianos. A partir de entonces, experimentó una expansión acelerada, superando los 10.000 millones en 2016 y alcanzando un pico de 26.084 millones en 2019, consolidándose como un pilar del sistema financiero nacional.
Tras un período de crecimiento más moderado durante la pandemia y los años posteriores, que llevó la cartera a un estancamiento en torno a los 31.800 millones entre 2023 y 2024, los datos de 2025 confirman la primera caída registrada. En contraste con este retroceso, los créditos destinados al sector productivo mantuvieron su dinamismo, creciendo desde 102.771 millones a 109.335 millones de bolivianos en el mismo período. Con este cambio, la participación de la vivienda social en la cartera total se redujo al 13,4%, mientras que el sector productivo consolidó su posición con un 48,2%.
Causas de la contracción
El retroceso en el financiamiento para vivienda social responde a una combinación de factores. Analistas del sector apuntan a una menor liquidez en el sistema bancario, derivada de la desaceleración económica y una reducción en los depósitos, lo que limita la capacidad de las entidades para otorgar créditos a largo plazo. A esto se suman mayores exigencias regulatorias, con criterios técnicos más estrictos y requisitos de provisiones más altos para los préstamos hipotecarios. Finalmente, el encarecimiento del financiamiento externo, como consecuencia del alza de las tasas de interés internacionales, ha impactado en los costos de fondeo de la banca local, restringiendo los márgenes para este tipo de créditos.