Una carrera sin fecha de caducidad
Con una trayectoria que abarca más de cinco décadas y un papel que definió una era en “La naranja mecánica” de Stanley Kubrick, el actor británico Malcolm McDowell, a sus 82 años, continúa desafiando las expectativas sobre la jubilación. Lejos de considerar un retiro, mantiene una activa agenda profesional, sumando nuevos proyectos a su extensa filmografía.
En una entrevista reciente, McDowell fue categórico sobre su futuro en la actuación: “Todavía me encanta trabajar. Supongo que el día que no me guste, dejaré de hacerlo, pero no creo que vaya a ser pronto”. Esta declaración subraya su compromiso con un oficio que, según afirma, sigue siendo su principal motor. A pesar de reconocer su edad y notar que pocos de su generación permanecen activos, no vislumbra un final para su carrera.
Una agenda profesional activa
La determinación del actor se refleja en su calendario de trabajo. Su más reciente estreno es la comedia negra “Et Tu”, dirigida por Max Tzannes, que debutó en el Festival Internacional de Cine de Heartland en octubre de 2023 y ya está disponible en formato digital. En la película, comparte pantalla con el actor Lou Diamond Phillips, en una trama de misterio con un giro macabro en torno a una producción teatral de “Julio César”.
El futuro inmediato de McDowell incluye “cuatro o cinco películas esperando a salir”. Entre ellas se encuentran un western titulado “Last Train to Fortune”, donde actúa junto a James Paxton y su exesposa, Mary Steenburgen. Otro de los proyectos es “Summerhouse”, una producción ambientada en la década de 1970 en la que interpreta al patriarca alcohólico de una familia, un rol que, según describe, posee la complejidad psicológica que a menudo busca en sus personajes.
Reflexiones sobre su filmografía
Además de sus trabajos actuales, McDowell también reflexiona sobre roles pasados que considera subestimados. Mencionó específicamente el thriller psicológico “Evilenko” (2004), donde encarnó a un asesino en serie en Ucrania. El actor sostiene que es una de sus mejores interpretaciones y describe el filme como “una película de terror, pero psicológica; no hay sangre, no hay cortes”.
La longevidad de Malcolm McDowell en la industria cinematográfica demuestra que su vocación artística permanece intacta, manteniendo una presencia relevante que inspira a nuevas generaciones y reafirma que el entusiasmo por el arte no tiene límite de edad.