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Arzobispo de Santa Cruz Condena el Uso Electoral de Sectores Vulnerables

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, ha censurado el aprovechamiento político de los sectores más desfavorecidos y la mala gestión de los recursos públicos, instando a la reflexión sobre la ética en la administración y la campaña electoral.
Monseñor René Leigue. Foto/captura

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, emitió un enérgico cuestionamiento sobre el uso político de los sectores más vulnerables de la sociedad durante los periodos de campaña electoral. Subrayó que es indignante instrumentalizar a los pobres para acceder a cargos de poder, especialmente cuando se formulan promesas que, a su juicio, son irrealizables.

Durante su homilía, Leigue enfatizó la frustración que genera la práctica de “utilizarlos y después olvidarse de ellos, prometiendo algo que al fin sabemos que no se va a cumplir”. El prelado exhortó a la oración por los gobernantes y candidatos, recordándoles la responsabilidad inherente a la correcta administración de los recursos públicos. Lamentó que, una vez en el poder, algunos olviden sus principios y a Dios, y vean como “malos” a quienes les recuerdan sus compromisos o señalan errores.

Monseñor Leigue también se refirió a la verdadera naturaleza del dinero, calificándolo como un “medio para poder vivir”, y no como un fin en sí mismo. “Si nosotros cambiamos ese medio por un fin, ya estamos fregados”, advirtió. Hizo un llamado a la población para reflexionar sobre la gestión de los bienes, tanto en el ámbito personal como en la función pública. Cuestionó cómo quienes carecen de la capacidad de valorar lo propio y de respetarse a sí mismos pueden “administrar y dejar el ejemplo al otro que viene”.

El arzobispo condenó la ambición desmedida que lleva a acumular riquezas, olvidando la máxima de que “no se puede servir a Dios y al dinero”. Aclaró que los desafíos que enfrenta el país no son imputables a una voluntad divina, sino a la “mala administración de los recursos”. Criticó que, en lugar de distribuir equitativamente, algunos “se miran a sí mismos y acumulan para sí mismos, sin ver la necesidad del otro”.

Finalmente, Leigue instó a la ciudadanía a proteger la naturaleza, particularmente ante la amenaza de los incendios, considerándolo otra manifestación de una administración deficiente de lo que “Dios ha dado a la humanidad”. Añadió: “Sepan administrarla porque en el futuro van a tener problemas y entonces no le echemos la culpa a Dios por todo lo que nos pasa”.

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