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Patasca Cruceña: Un Caldo Reconfortante del Oriente Boliviano

Desde las tierras cálidas del oriente boliviano, llega un platillo que es sinónimo de tradición y sabor hogareño: la patasca cruceña. Este caldo sustancioso, preparado con maíz pelado y carne de cerdo, es un verdadero abrazo al alma, ideal para reponer energías o para compartir en familia durante cualquier época del año. Se dice que su origen se remonta a la época colonial, adaptando ingredientes locales para crear una comida nutritiva y deliciosa. Hoy, la chef nos comparte su receta para traer un pedacito de Santa Cruz a su mesa.

Ingredientes



  • 1 kg de carne de cerdo (costilla, cuero o hueso de cerdo, cortado en trozos)
  • 500 g de maíz pelado (mote pelado, remojado la noche anterior)
  • 2 cebollas grandes, picadas finamente
  • 4 dientes de ajo, picados o machacados
  • 1 pimiento rojo, picado finamente (opcional)
  • 1 zanahoria, rallada o picada finamente (opcional)
  • 1 tomate grande, rallado o picado finamente (opcional)
  • 2 cucharadas de aceite vegetal
  • 1 cucharadita de comino molido
  • 1 cucharadita de orégano seco
  • Sal y pimienta a gusto
  • Agua, en cantidad necesaria (aproximadamente 3-4 litros)
  • Perejil fresco picado, para decorar
  • Locoto o ají amarillo picado (opcional, para servir)
  • Limón (opcional, para servir)


Preparación



En una olla grande, la chef recomienda calentar el aceite a fuego medio. Allí, se añade la carne de cerdo para dorarla por todos sus lados hasta que adquiera un color apetitoso. Una vez dorada, se retira la carne y se reserva.

En la misma olla, se agregan las cebollas y se sofríen hasta que estén transparentes. Luego, se incorpora el ajo, el pimiento rojo, la zanahoria y el tomate (si se opta por utilizarlos), continuando el sofrito por unos minutos hasta que las verduras estén blandas y hayan soltado sus jugos.

Se procede a incorporar el comino, el orégano, sal y pimienta a gusto, mezclando bien con las verduras para que se integren los sabores.

La carne de cerdo reservada regresa a la olla. Se añade el maíz pelado (previamente remojado y escurrido) y se cubre con abundante agua. Se deja que rompa el hervor, para luego reducir el fuego a bajo, tapar la olla y cocinar a fuego lento durante al menos 2 a 3 horas, o hasta que la carne esté muy tierna y el maíz haya reventado y esté suave. Es importante estar atento, ya que podría ser necesario agregar más agua caliente durante la cocción si el caldo se reduce demasiado.

Finalmente, la chef aconseja probar y ajustar la sal y los condimentos si es necesario. Se sirve la patasca bien caliente, espolvoreada con perejil fresco picado. Se puede acompañar con rodajas de limón y locoto picado al gusto de cada comensal, para realzar aún más sus sabores.

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